Un quirúrgico no termina al salir de la sala de operaciones, el período postoperatorio puede ser crucial para el éxito del procedimiento especialmente ya que es cuando el paciente puede tener todo tipo de reacciones adversas. Entre estas las más comunes están las infecciones nosocomiales. Como ejemplo, en el caso de procedimientos de reemplazo de cadera y de rodillas, entre un 2 y 7% derivan en muertes por infecciones, lo que lleva a que en el caso de EUA, las muertes derivadas de infecciones de sitio quirúrgico superan ya a las muertes por cáncer, según lo expuso Maureen Spencer en su conferencia en la AORN 2021. Además del elevado costo en vidas, los problemas postoperatorios representan costos adicionales, tiempos de hospitalización más largos y en general impactan de forma financiera a las instituciones de salud.
Cuando una infección no cuesta la vida al paciente, también provoca diferentes complicaciones y molestias que van desde revisiones continuas de las heridas, lavados reiterados hasta el uso de antibióticos por períodos prolongados.
Los factores que permiten una infección de sitio quirúrgico son diversos, pero el control ambiental de la sala de operaciones es uno de los que tiene mayos impacto. El control ambiental implica diversas variables de las cuales la que más se relaciona con la posibilidad de provocar una infección es el flujo de aire, ya que se ha observado que cuando el aire se mantiene en flujo constante este moviliza a los microorganismos que por alguna circunstancia llegaron a la sala de operaciones. Las circunstancias que permiten la llegada de microorganismos son entre otras, la apertura constante de las puertas, el personal excesivo o la flora residente del mismo paciente, lo que se van a ver agravados por el tiempo y tipo de procedimiento, junto con la exposición del instrumental y los implantes a las corrientes de aire. Estos factores influyen directa e indirectamente en la contaminación del sitio quirúrgico y estos contaminantes pueden inocular los implantes que se usarán en el procedimiento.
El control adecuado de los flujos de aire y la realización de recambios frecuentes reducen el número de unidades formadoras de colonias (UFC) que se pueden encontrar en un ambiente cerrado como las salas de operaciones, por ello durante mucho tiempo se usó la ventilación a través de flujo laminar. Este sistema de ventilación ya no es recomendable, debido a que tiene un impacto limitado y es muy fácil romper el flujo, lo que permite la contaminación entre las zonas que el flujo laminar debería proteger. Se observó que los movimientos del personal en la sala y la apertura de puertas suelen romper el patrón de flujo, a lo que se suma que este por lo general tiene un margen de protección limitado de las áreas con instrumental, implantes o heridas expuestas. Por todo ello en la actualidad, ningún organismo regulador lo avala como una medida efectiva para reducir las infecciones de sitio quirúrgico.
Debido a las deficiencias del flujo laminar, Spencer expuso una alternativa que puede solucionar estos problemas. Dicha alternativa es el sistema de flujo de aire controlado por temperatura o TcAF por sus siglas en inglés (Temperature-controlled Air Flow). El sistema se basa en la inyección de aire ultralimpio ligeramente frío en el área que rodea a la mesa de operaciones. Debido a que el aire frío es más denso que el aire caliente que ya está en la sala, esto provoca que el más frío empuje al aire caliente hacia abajo llevando a los microorganismos que se encuentran en el ambiente y manteniendo un flujo de convección forzada en toda la sala al contrario de los flujos laminares que solo controlan el flujo del aire en la zona de la mesa de opresiones y una pequeña distancia cercana.
Estos sistemas reducen considerablemente la cantidad de UFC en el aire, lo que protege a implantes, instrumental y en general a todo el sitio quirúrgico. Por otro lado genera menos ruido, más confort para el equipo. Pero lo más importante, de forma científica se ha comprobado que el sistema reduce el riesgo de infección generando ambientes con menos de 10 UFC/m3 en toda la sala de operaciones lo que es equivalente a un ambiente ISO 5.
Estos sistemas ya se encuentran en funcionamiento en Europa en más de 250 centros y a lo largo de 15 años han mostrado importantes beneficios. Incluso ha comenzado su uso en el tratamiento de padecimientos como el asma atópica. La exposición de Spencer nos ofrece un sistema novedoso que usando principios físicos básicos permite mejorar de forma sustancial la calidad de la atención y reducir el riesgo para los pacientes. Es un buen ejemplo de la aplicación de tecnología que mejora la calidad de los servicios de salud.